Robustez y dureza

por Sergio Restrepo en December 21, 2020

Más conocida como La silla de la Marina, Silla Navy o La 1006, fue un encargo realizado por la Marina de EE.UU durante la Segunda Guerra Mundial para los buques de guerra. Era imprescindible que el diseño soportase las explosiones de los torpedos,

De su elaboración se ocupó la factoría estadounidense Emeco, utilizando 12 divisiones -en un 80% en aluminio reciclado- posteriormente soldadas, ofreciendo la sensación de estar hecha de una sola pieza y creando un producto casi indestructible, pues estaba hecha para durar 150 años. Según una leyenda que corre por ahí, la forma del asiento es un molde del culito de Betty Grable, la actriz americana de los años 50.

Como prueba de su dureza se cuenta que al presentar el modelo en la feria del mueble de Chicago lanzaron una silla desde una sexta planta y al recogerla del suelo comprobaron que apenas había sufrido superficiales rasguños.

El modelo original tiene una esperanza de vida de 150 años y se entrega con una garantía de por vida. De hecho existen en la actualidad muchos modelos fabricados durante la Segunda Guerra Mundial que continúan casi 80 años después en perfecto estado.

Como curiosidad cabe mencionar que al estar fabricada en una gran proporción (alrededor de un 80%) con aluminio reciclado esta silla se ha convertido hoy en día en un símbolo del reciclaje y la sostenibilidad; algo que ha llevado a grandes marcas, a realizar acciones conjuntas lanzando versiones personalizadas en campañas publicitarias donde buscan posicionarse como marcas preocupadas por la sostenibilidad y el medio ambiente.

Esta silla se convirtió con los años en un icono del diseño, tanto por su robustez como por el atractivo de una línea americana clásica de la era del optimismo «post» Segunda Guerra Mundial y a día de hoy se sigue distribuyendo, si endo un modelo atemporal muy valorado en la decoración de locales y casas pudiendo verla también en su versión taburete y en distintos colores.

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